Navidades Nacionalsocialistas - 25/12/1940.
La
Navidad es para nosotros los alemanes la época del año más querida y
significativa. A partir de ella, hacemos acopio de la fortaleza y la
potencia interior de la eterna fuerza vital de nuestra naturaleza. Madre
e hijo, familia y comunidad se encuentran en su centro. No se limita a
un solo día que transcurre con rapidez, sino que comprende un largo
periodo de preparación y muchas tradiciones y costumbres míticas. A
pesar de las muchas influencias extranjeras, con el paso de los siglos
ha permanecido como una festividad alemana antigua y su naturaleza sólo
puede entenderse en el interior del territorio de nuestro pueblo. Hoy,
hemos llegado a conocer de nuevo el verdadero significado de las
costumbres y tradiciones de nuestra Navidad, despojándolas de los
nombres e influencias extranjeras. Los siguientes párrafos nos
proporcionarán ideas y directrices para organizar las festividades de
Navidad y Adviento.
El Solsticio de Invierno.
La verdadera celebración
comunitaria de la navidad (que no podemos llevar a cabo este año debido a
las exigencias de la guerra) es el solsticio de invierno. Durante
muchos años, ha sido una parte de nuestras celebraciones navideñas de la
que no podemos prescindir, pero de ningún modo debería reemplazar a la
celebración navideña dentro de la familia. Todo lo contrario; esta
antigua costumbre de nuestros ancestros debería fortalecerla y
enriquecerla. La celebración del solsticio de invierno no es una
cuestión de organizaciones del Partido, sino un asunto que concierne a
todo el pueblo. Las unidades del Partido sólo organizan las ceremonias.
Toda la comunidad del pueblo debería participar en la celebración del
Solsticio de Invierno. Sin embargo, los acontecimientos difieren de un
lugar a otro. En los pueblos más pequeños, toda la comunidad se puede
reunir alrededor de un fuego. En las ciudades más grandes tiene que ser
hecho por grupos locales o incluso por organizaciones individuales del
Partido. La experiencia comunitaria, en tales casos, se mantiene
encendiendo los fuegos al mismo tiempo y regresando a un lugar de
reunión céntrico para una reunión comunitaria. Las antorchas de los que
se reúnen pueden arrojarse entonces al fuego comunitario. El fuego
comunitario se mantendrá vivo por las organizaciones del Partido hasta
el 24 de diciembre. El 24 de diciembre, las familias pueden encender una
vela en este fuego y utilizarlo para dar luz a las velas de sus árboles
de Navidad en casa. Muchos han participado en esta clase de ceremonias
en años recientes en Augsburg, Zittau y Koblenz. Esta costumbre parece
que encaja bien y que puede convertirse en la práctica generalizada,
dado que simboliza el bienestar y el crecimiento de la comunidad de
nuestro pueblo a partir de la chispa ideológica que el Führer ha
encendido en nuestros corazones.
El fuego del solsticio de invierno cada año atrae a muchos millones de alemanes al bosque de invierno y los funde fuertemente en una unidad inquebrantable. Y el fuego del solsticio ha sido siempre un símbolo de la germanizad a lo largo de nuestras fronteras. En el pasado, el fuego del solsticio nunca constituía un fuego de sacrificio para alguna clase de ser divino. Siempre era un recordatorio, un símbolo, una reafirmación por parte de nuestro pueblo de las eternas leyes de la vida. Ardía en tiempos de duelo, en tiempos de alegría. Fue encendido en 1813 durante las guerras de liberación y por el movimiento juvenil antes de la guerra a medida que éste se alejaba del establo en Belén y los cánticos de hosanna al Hijo de David. Friedrich Ludwig Jahn lo describe muy acertadamente con las siguientes palabras:
“Siempre que nuestro pueblo
permanezca fiel a las costumbres de sus padres, siempre que las llamas
ardan en las cumbres de la montaña en el solsticio de verano y en el
campo alemán en invierno, así brillará la chispa del entusiasmo que
estallará en llama cuando el pueblo más lo necesite, la llama en la que
los traidores, los problemáticos y los mentirosos que amenazan a nuestro
pueblo encontrarán su merecido final.”
La costumbre se ha desarrollado a
partir del recuerdo de los muertos en guerra y del movimiento mediante
el lanzamiento de coronas de flores al fuego del solsticio. Durante
muchos años, la SS ha organizado una fuerte danza viril con antorchas
que culmina en el encendido del fuego. El impacto del fuego del
solsticio viene más a través de las acciones y de los símbolos que a
través de las palabras. El discurso en el lugar del fuego debe ser breve
e impactante. Debe ser una llamada a la acción, no simplemente una
declaración de que nuestros ancestros lo celebraban así hace mucho
tiempo. La experiencia de la columna de llamas y del paisaje alemán
cubierto de nieve significa para nosotros más que las palabras.
La Navidad en la familia alemana.
Para nosotros los alemanes, el
punto cumbre de la víspera de Navidad es el encendido de velas en el
árbol, dentro del círculo de la familia. Cuatro semanas antes, se enlaza
la corona de Navidad con sus cuatro velas rojas. El día de Ruprecht, el
6 de diciembre, Ruprecht, Padre de la Navidad, visita a los niños. De
ese momento en adelante, hay ruido y canciones durante los largos días a
medida que las personas hacen pequeños regalos. Los niños pequeños
observan todo lo que sucede durante estos días. La madre apenas sabe
cómo responder a sus preguntas. Una y otra vez, les habla de Papá
Navidad y de sus ayudantes, los elfos y los enanos, de la Señora Holle,
Blancanieves y Caperucita Roja, o de Hansel y Gretel y todos los demás,
porque la Navidad es una época para que nuestros niños escuchen cuentos
de fantasía. Llegado el día, los ojos rutilantes de sus hijos son el
mejor agradecimiento que puede recibir una madre por todo el trabajo y
amor que ha puesto en preparar las fiestas. Qué es la Navidad sin los
niños, qué es la vida sin el sacrificio que una generación hace por
otra.
La madre y el hijo están en el
centro de la Navidad, aportándole significado y santidad. ¿Podemos
pensar en algo más grande que honrar la maternidad? Nuestros ancestros
llamaban a la fiesta “La Noche de la Santa Madre” y hacían expresión de
nuestros más íntimos sentimientos. Cada año, millones de madres alemanas
experimentan el milagro del nacimiento. En Navidad, honramos el amor,
la maternidad y la familia, y en el día en que el sol renace, creemos en
la victoria de la verdad, la bondad y la belleza. Para nosotros, la
Navidad es verdaderamente el festival del amor, el festival de la
comunidad de nuestro pueblo y el festival de la luz del alma alemana.
Cada familia celebra la Navidad
de su propia manera. No queremos dar una receta de cómo debería hacerse.
Aquellos para los que sea posible, llevad a los niños a un paisaje
invernal el día de Navidad para enseñarles cómo las semillas brotan bajo
la nieve y cómo florecen las rosas de Navidad. Regresan entonces los
niños al calor del hogar con ojos brillantes y mejillas sonrosadas, a la
espera de que suene la campana detrás de la puerta cerrada de la
habitación con el árbol de Navidad que les indica que pueden entrar, y
toda la familia se reúne a la luz del árbol. Las manitas del niño más
pequeño alcanzan las velas titilantes y los dulces. Descubren nuevas
sorpresas en el árbol y es difícil mantener la atención fija en la
tranquila ceremonia que comienza con una canción. Uno no debería
olvidarse de la canción “Oh, Tannenbaum” ni de la nueva canción de Navidad “Noche de Estrellas Claras.”
Los niños alegran a los padres recitando este pequeño poema y entonces
se sientan en el regazo de los padres para escuchar la historia del
“pastor que se convirtió en rey” o la historia del “niño en la cuna,
lejos en las montañas.” Viejas y nuevas canciones se suceden y tocan los
aspectos más tiernos de nuestra naturaleza alemana.
Recordando a los que están lejos.
Si
los participantes son principalmente adultos, uno de ellos quizás pueda
hablar brevemente del ir y devenir de la Naturaleza, o de la llegada y
la marcha de la luz y de la gente, de la batalla y el trabajo, del
esfuerzo conjunto de la familia y de la comunidad del pueblo, de hacer
acopio de fuerza a partir de la tranquilidad del hogar y de la
Naturaleza. Puede hablar de los padres y de los hermanos, o leer una
carta de alguien en el frente, donde protege la patria. Debería recordar
a aquellos que se han sacrificado por el pueblo, y debería recordar a
las madres que preservan la vida del pueblo. En estos momentos, todo el
mundo estará orgulloso de los grandes logros de nuestro pueblo, y dará
gracias a la Providencia por concedernos un Führer cuando más lo
necesitábamos, quien nos ha enseñado a ver las leyes que gobiernan
nuestras vidas, quien nos ha devuelto el honor y la libertad.
Entonces
se intercambian los regalos. Esta no es la parte más importante de la
festividad, pero uno debe pensar con cuidado los regalos que hace. La
entrega de regalos nunca debe convertirse en un simple intercambio de
mercancías, sino más bien un obsequio de cosas que son apropiadas para
la persona y que la dejarán satisfecha. Mantened los regalos ocultos,
dado que eso pertenece a la fiesta tanto como las velas en el árbol y el
pastel de la madre.
Los adultos se sentarán juntos durante largo tiempo y se contarán sus historias. La mayor parte del tiempo, un miembro de la familia estará fuera con el servicio del trabajo, en el ejército, o trabajando lejos de casa. Todo el mundo que pueda debe volver a casa para la Noche de Navidad, incluso si le lleva un día entero de viaje, para celebrarla con el círculo familiar. Si eso no es posible, intentaremos hacer algo para el que está lejos. En nuestra literatura, tenemos encantadores historias de celebraciones de Navidad por parte de alemanes que se encuentran en tierras extranjeras o mares extranjeros, de la morriña del hogar y de los sacrificios que tienen que padecer, gente que está desempeñando trabajos de importancia vital en la Noche de Navidad y que por tanto no se pueden reunir con sus familias.
Cuando celebramos una Navidad alemana, incluimos en el círculo de la familia a todos aquellos que son de sangre alemana y que afirman su etnia alemana, todos aquellos que vinieron antes de nosotros y que vendrán después de nosotros, todos aquellos a quienes el destino no les permite vivir dentro de las fronteras de nuestro Reich o que están cumpliendo con su deber en tierras extranjeras entre pueblos extranjeros. Dondequiera que vivan los alemanes, bien sea en la jungla brasileña, bajo el sol de África, en las alturas de los Cárpatos o en la confusión de Nueva York, todos vuelven sus pensamientos a la madre patria durante la estación de Navidad. Sus ojos siguen a las nubes que se desplazan hacia tierra alemana. Echan de menos su hogar, y sus recuerdos de niñez vuelven cuando recuerdan las palabras alemanas de su madre. Los lazos entre alemanes a ambos lados de la frontera se hacen más fuertes, como en su día dijera el Ministro Rudolf Heß cuando habló en la radio a los camaradas del pueblo más alejados, diciendo que nunca los olvidará, que pertenecen a la gran familia del Pueblo alemán, que se ha alzado de nuevo y que tiene un gran futuro.
Fröliche Weihnächten!
Es lebe Nationalsozialismus!
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